Más
que curioso
Ramiro fue
durante muchos años el encargado del Refugio Hielo Azul, en El Bolsón, que es
propiedad del Club Andino Piltriquitrón. Vivía solo, prácticamente todo el año,
incluso paso muchos inviernos ahí arriba a pesar de las duras condiciones del
clima. Tenía fama de ser "especial" por su misticismo.
Solía
sentarse a tocar la flauta afuera de su pequeña casilla, a unos cincuenta
metros del refugio. También tocaba un pequeño charango con el que lo escuché
interpretar temas de Los Beatles.
Una noche le
pregunté seriamente si alguna vez, en todos sus años en la montaña, había visto
"algo" extraño, especial o mágico como ser un duende.
Él me
contestó, también muy seriamente:
-Primero
salí a caminar por el bosque de noche, tené tu propia experiencia y después nos
sentamos a conversar.
No le hice
caso y esa noche ni me asomé a la puerta del refugio.
Hace unos años
Ramiro creyó cumplir su ciclo y decidió dejar el refugio a un nuevo y joven
refugiero. A los pocos días de abandonar la pequeña casilla de troncos, que fue
su hogar durante años, y bajar definitivamente a El Bolsón, una enorme e
inusual avalancha de nieve peino la ladera cercana al refugio, barrió parte del
bosque y literalmente hizo desaparecer la casilla de Ramiro sin llegar a dañar
el Refugio.
Ramiro y la
montaña se entendieron hasta en su despedida. Me contaron que hoy vive cerca de
El Bolsón.
Estuvimos
con Natalia en el Refugio Hielo Azul y vimos los restos de los troncos caídos
por la avalancha (foto), muchos de los cuales utilizó el nuevo refugiero para
ampliar el refugio.